Cálida esperanza

Esta mañana cuando la poesía me ha abandonado, 

se extraña a la inspiración, incluso a ella, 

con todo y sus infidelidades, 

aquellas por las que nada esperas, 

aquellas que por su sospecha se quiebran las ilusiones, 

vaciando los anhelos de sus autores, 

haciendo añicos el cristal con que la vida es observada, 

cayendo como rocío en un rostro delicado, claro, 

no por el color de su piel, sino por la limpieza de su mirada. 

Y de pronto, la nada, 

y de pronto, el todo, 

que se encuentran en una mirada, 

se encierran en un cuerpo, 

despertando lujuria, 

y despertando ternura. 

Pero por sobre todas las cosas,

es despertado el deseo de poseerlo, 

en toda su dimensión, su extensión corpórea, 

e intensidad sensible. 

Así arribo a su presencia, la que ocupa mi mente, 

tan breve como profunda, 

tan distante como su amor, 

que dejó impregnado su aroma en mi espacio, 

en el nuevo espacio que ahora ocupo, 

se apoderó de mi tranquilidad, 

haciéndola añicos también, 

otorgándome una cálida luz de esperanza, 

aquella que me había abandonado, 

infiel como la inspiración, 

efímera como el orgasmo.

Y por sólo los mensajes de su recuerdo, 

y su imagen que a través de ellos veo, 

en esta mañana cuando la poesía me ha abandonado, 

a nadie más que a ella la extraño, 

pues la infiel inspiración, que tantas veces me ha desabrigado, 

por su sola voluntad, un día de nueva cuenta por ella seré adoptado.