DEL MAR Y DEL SOL
De mucho tiempo atrás el mar admiraba a sol, él pensaba, qué
hermosa y cálida luz de esa lejana estrella de extraordinaria belleza, todos
los días intentó alcanzarla, chocó contra el arrecife para llamar su atención,
sembró violentas tempestades para mostrar su poderosa personalidad, pero
también se dejó ver apacible, pues por la calidez de nuestro lucero adivinaba
que nunca tendría la necesidad de mostrar nada más que su lado tranquilo. Sí en
efecto, por increíble que fuera, antes de conocerla Mar confiaba en Sol.
Sin embargo, el Mar no llamaba la atención de Sol, hasta que
un afortunado día por razones inexplicables ella posó sus ocupados ojos en él,
y algo vio en nuestro acuoso amigo que le llamó la atención. El Mar emocionado
por esto, le dejó ver la infinita variedad de seres que en sus aguas guardaba, ¡mírame Sol, estoy lleno de vida!, en mi nacen
y crecen, e incluso beneficio a los que no viven en mis aguas, me aprovechan para
su subsistencia y diversión.
Sol lo miró con atención, sonrío y le dijo: Mar en efecto tienes mucha vida en ti, pero no
logro verte, no veo tu alma, no comprendo por qué, pero así es.
A Mar no le importó, seguía haciendo lo imposible para
llamar todos los días su atención, puesto que se enteró que Sol vaciaba sus tiernos y cálidos besos en otro, en Tierra, pero él no era atento
con la estrella.
Piensa bien qué es lo que quieres –le dijo Mar a Sol- pues
yo quisiera que esa calidez tuya la viertas en mi, en mis aguas, que me llenes
de ti, de tu vida y yo te sabré corresponder, pues creo que podrás amarme en no
mucho tiempo. Sol le sonrío de nuevo, tal vez le daría una oportunidad a
nuestro Mar.
Más con algo no contaba, una nube que no se encontraba a la
altura de su amada, pero sí le era más cercana que él, le confió algo a la
hermosa Sol, le dijo: el Mar ha destruido ciudades enteras, las ha invadido con
sus aguas destruyendo todo lo que a su paso se encuentra, e incluso ha
secuestrado y asesinado a sus habitantes, ahogándolos en sus profundidades. Ha
hundido embarcaciones, muriendo hombres, mujeres, viejos, niños, no se ha
detenido el infausto ante las suplicas horrorizadas de esos infelices, es
colérico y devastador, así es Mar.
Aquí una duda invade esta historia, pues no sabemos si la
cruenta personalidad de Mar selló el destino de nuestro romántico enamorado,
pues aún existía un secreto que seguramente le comunicó a Sol. Nube tenía aún
guardado el rencor inmerecido de una relación rota con él, sí, hubo un tiempo en que sus gotas y torrentes
alimentaron a nuestro denostado piélago, siendo precisamente cuando por este
apasionado y enfermizo romance se volvió violento y convirtió todas esas
atrocidades.
Lo cierto es que Mar se encontraba pacíficamente pensando en
Sol, y súbitamente se obscureció el día, y la nube ya transformada en violenta
tormenta le dijo, NO MOLESTES MÁS A MI AMIGA SOL O DE LO CONTRARIO DAÑARÉ LO QUE EN TI VIVE,
aquella vida que celosamente guardas bajo tus aguas quedará destruida, ella ya
sabe quien eres en realidad y de ti nada quiere saber.
Una tenebrosa sensación se apoderó de su ser y únicamente
atinó a peguntar, ¿Nube qué has hecho?, por qué no me dejas ver a Sol, ¡no tenías derecho a hacernos esto, no debiste!
Entonces el Mar al sentirse amenazado, y alejado de su amada, montó en cólera y
se estrelló contra el arrecife en violentas embestidas, quería que al menos una
gota llegara Sol, para que ella supiera su verdad, ¡Sol debía saber! se repetía
constantemente, ¡Sol debía saber!, convirtiéndose desde entonces en una obsesión.
¡Pobre infeliz!, todos sabemos que en el horizonte Sol
desaparece en Mar, pero nunca se juntan y que la estrella está infinitamente
alejada de él, pero además, Nube nunca más dejó de interponerse entre los dos y
Sol jamás la alejó, ni el viento se apiadaba del pobre desgraciado, y en nada
lo ayudaba.
El destino había sido sellado, afrontémoslo, Mar entristeció
y al dejar de recibir la calidez de Sol, su alma se volvió fría, congelada por su indiferencia,
pues nunca fue escuchado y Sol jamás volvió a posar sus ojos, ni su abrasadora
luminosidad en él, orgullosa se sintió de su amistad con Nube.
Sin dudar Sol a otro pertenecerá y sin importar que Nube terminará por
evaporarse y desaparecer, el daño irreversible es, y aunque el horizonte nos
haga creer que existe un final distinto, la obscura realidad es que Mar y Sol
jamás juntos estarán, y
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