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martes, 6 de abril de 2010

BICENTENARIO

II. Desaparición Decretada (Septiembre, 2009)

Queriendo escapar del infierno que estaba viviendo, entré en un profundo trance y recordé el anuncio de las reformas legales por las cuales desaparecerían tres secretarías de Estado, entre ellas la nuestra… ese día tras el comunicado presidencial todos sentimos que a cada paso que dábamos se nos hundía el piso.

Sin embargo, las semanas iban pasando, no había definiciones, los rumores iban y venían, la inestabilidad era lo único constante; las elucubraciones, hacían pensar que solo era una maniobra política para calmar al Congreso y escuchar a todos los mastines que se habían lanzado en contra de las instituciones públicas, sin considerar su objetivo, su razón de ser, simplemente querían sangre burocrática, porque según ellos, éramos parásitos del presupuesto y era necesario economizar. ¡Como si ahorraran mucho con los 6 mil pesos mensuales de las secretarias o los 20 mil de los subdirectores!, pero vaya, era el pan nuestro de todos los días.

Hasta los jóvenes comunicadores, emprendieron francas e insultantes campañas contra el servidor público, sin sustento, esos linchadores mediáticos se mofaban de los empleados del Gobierno, dejando de lado el trabajo serio de investigación periodística. Lo de hoy, eran las convocatorias a la fotocacería pública.

La presa, una vez capturada, era condenada a la hoguera mediática, que lejos estaba la legítima denuncia ciudadana, sustentada y coherente… ¡pero vaya que eso vende! ¿qué bonito, no?

¡SIEMPRE ERA LO MISMO!, DE PRONTO SE LES OLVIDA QUE SOMOS DE LA MISMA CLASE OBRERA COMO LA INMENSA MAYORÍA DE LA SOCIEDAD, Y QUE SOLO LA ALTA BUROCRACIA ES LA QUE TIENE BUEN INGRESO

Al tiempo, las condiciones adversas se estaban conjuntado, una crisis originada por la depredación financiera de extranjia, que hacía florecer el desempleo a cada día, las empresas en intentos desesperados por la sobrevivencia hacían paros técnicos, los pequeños comercios irremediablemente cerraban sus puertas.

Como es obvio la delincuencia aumentaba, cada vez se fortalecía más e incluso se erguía como una nada despreciable fuente de trabajo, también para los profesionistas. Así estaba el panorama cuando el Presidente planteó desaparecer las instituciones, con lo que nos iríamos al desempleo algo así como 10 mil burócratas, números fríos para mentes limitadas.

En ese transcurrir de los días y sin que nadie lo esperara, desapareció de un plumazo la Compañía de Energía por vicios de corrupción y poca productividad, ahí empezaron las manifestaciones de inconformidad, ya que los extrabajadores tomaron instalaciones, organizaron mítines, y llevaron su clamor a instancias internacionales, pero nadie les prestó oídos, aquellos ríos de gente por las principales avenidas de la ciudad capital no habían hecho eco en ninguna instancia que los protegiera, surgió entonces en la clandestinidad el Movimiento Obrero Energético (MOE), que boicoteaba instalaciones, promovía amparos contra cobro por el suministro y desde luego boteaba en las calles para allegarse de recursos, se llegó a decir que se habían ligado con el narco para recibir apoyo económico, pero en realidad nadie lo pudo comprobar, aunque tampoco sorprendía.

Entre tanto, los políticos, esos que dicen representarnos, se enfrascaban en discusiones relativas a nuestras secretarías y otros escandalitos, como los reproches a la exposición de los posibles candidatos presidenciales, cuyos actos personales eran publicados por las televisoras, ¿el escenario?, por lo general el Vaticano.

Y una vez más los medios y una vez más los políticos, peligrosa combinación aquella.

Las fiestas decembrinas se acercaban, y ya más bien pensábamos en el próximo año, aunque muchos decían que México estaba al borde de un levantamiento social, yo quería creer que podíamos tener una primera década del siglo sin sobresaltos sociales, quería creer…

Tercera entrega: cumbres y valles....

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