BICENTENARIO

A los que se han ido, en lo que podría ser la víspera personal

I. ALFA Y OMEGA

De pronto un aterrador grito nos heló la sangre a todos…

-¡¡¡VENGAN RÁPIDO….HAY DISPAROS DESDE LA AZOTEA!!!!

Atropelladamente subimos, y vimos como un desquiciado con un AK 47 disparaba hacia la avenida, donde estaban los policías que rodeaban nuestro edificio, no podía ver si había herido o matado a alguien, pero era necesario detenerlo a cualquier costo, entonces le lanzamos una de las sillas que estaban arrumbadas en una bodeguilla, y de inmediato todos los demás se le abalanzaron y lograron desarmarlo, no sin antes de que a cachazos hiriera a Everardo, con un corte en la cabeza…

Una vez tirado en el suelo con siete compañeros encima, lo amarraron, estábamos concentrados en esa labor cuando de pronto otros gritaban como desesperados:

NO FUIMOS NOSOTROS,

NO TENEMOS ARMAS,

NO FUIMOS NOSOTROS,

NO TENEMOS ARMAS,

Le pregunté a una de ellos, -¿por qué gritan? ¿qué pasa?-, volteó llorando y respondió -¿no te das cuenta? mira,- fijé mi mirada abajo y ví como el ejército ya empezaba a romper las puertas y tres helicópteros de la Policía Federal, estaban dando vueltas a nuestro alrededor con francotiradores apuntándonos, al tiempo que las naves de los medios de comunicación se alejaban de la zona, Vargas se quitó su camisa blanca, la empezó a ondear y gritaba:

NO FUIMOS NOSOTROS

NO FUI….

No alcanzó a lanzar el segundo grito cuando un proyectil le había atravesado el cráneo cayendo fulminado, sangrando y convulsionándose al piso… ¡¡VARGAS, VARGAS!! le grité, corrí hacia él pero no sabía qué hacer en esos segundos que transcurrieron tan pausadamente, al mirar sus ojos y notar que sus convulsiones habían terminado entendí que ya había muerto, mi amigo nos había dejado… de inmediato la imagen de su esposa e hijos vinieron a mi mente.

Pero por fortuna reaccioné, vi a todos correr a las escaleras bajo una incontenible lluvia de balas, NO NOS MATÉN TENEMOS FAMILIAS, gritában, CORRAN CORRAN les dije…

Me oculté en esa bodega de las sillas y viendo caer muertos a mis amigos y otros que no conocía pero que se nos habían unido, me preguntaba ¿cómo llegamos a esto?, ¿cómo…?

... segunda entrega desaparición decretada.