Mujer de belleza imponente,
turbadora de sentidos,
e inquientantes anocheceres.
Robas la tranquilidad,
solo devuelves frustración
al no permitir esa lúbrica ocasión.
Ladrona de alientos,
dadora de ilusiones,
autora de decepciones.
Victoriosa de múltiples batallas,
tirana del género opuesto, que acallas,
con un cuerpo vibrante,
y ojos como punzantes puñales.
Saña con la que te conduces,
en mi has fijado tus malas artes,
presa del deseo quieres volverme,
a mi, que el solo pretenderte, sería inclemente.
Mujer de belleza imponente,
no me concedas amargos anocheceres,
de mis tristes amaneceres no requieres.
Libérame de tus encantos,
que con el amor del pasado que aún cargo,
ya es suficiente trago amargo.
Fíjate bien, soy un caído en batalla previa,
no malgastes en mi tu belleza,
abrevia, dame muerte y busca otra presa.
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