EL ÚLTIMO ENCUENTRO.

Te quiero abrazar... y sentir tu corazón latir fuertemente junto al mío, que nuestra sangre en sus torrentes corra con esa gran fuerza destructora de presas, ignorante de causes, simplemente fluye contundente y avasalladora.

Esa fuerza nos acompaña, y continuará hasta el final de nuestras historias, el devenir de los tiempos, de personas y otras circunstancias, no lograrán separarnos más que en un plano físico, porque nuestra unión es incontenible, no importa con quienes compartamos, ya que aquellos que pretenden tenernos sólo poseerán nuestros cuerpos, jamás nuestras almas y suspiros.

Suspiros, que te llevarán susurrantes mis sentimientos y deseos más preciados, y cuando los escuches voltearás a la luna y sabrás de mi, la estaré observando, percibirás la tibieza de mi piel y aliento pero sobre todo te darás cuenta de que mi espíritu se unió al tuyo, sentirás la lluvia caer sobre ti y el agua que deslizante avanza desde tu rostro hasta la punta de tus pies, te harán irremediablemente recordar mis caricias que sedientas se abrevaron en tu permisivo cuerpo.

Esas caricias, te harán desear unirte a mi en este último recorrido, acompañarme, cumplir tu juramento, pero te contendrás porque eres consciente que no es mi deseo que suceda, llorarás al reconocer tu imposibilidad de seguir a mi lado, y aún en ese estado lamentable, deberás soportar ver como desaparezco entre las olas de un mar embravecido, que te dará violento testimonio del amor que aún siento por ti.

Y es ese amor, el que te indicará que este no es el fin, provocará el momento de reunirnos en el último punto de encuentro, allá donde lo incorpóreo se fusiona con la materia, allá te esperaré toda la eternidad si es preciso.