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Llanto

Lágrimas balsámicas, que se deslizan por las afiladas facciones de un rostro delicado y colmado de belleza, su paso irrefrenable redime su espíritu altivo, soberbio, como siempre ha sido.

Se resiste ante la depredación de la que su alma fue víctima, más no puede evitarlo y llora, y llora. Ante tal dolor, se siente inmensamente sola, probablemente sea verdad.

Más nunca pierde su soberbia, su nobleza la impulsa siempre adelante, siempre fuerte, aunque sabes bien que estás dañada y te lo comunicas porque tal circunstancia es necesario que la conozcas, más algo advierto en tu mirada, tras el humo de tus cigarrillos y las tazas de café con contenidos puros sin deformaciones azucaradas, y ese algo es el brillo de los expresivos ojos que coronan tu rostro afilado, y ese algo es tu esencia  aún con ternura e ilusión incólumes, y la luz de la esperanza se asoma por el horizonte de tu mirada, a ella te aferro, porque te acompaño, incluso caigo y lloro contigo.

Libraremos las batallas necesarias para tu curación absoluta, pues el enemigo cruel y traidor jamás la plaza de tu alma ocupará, finalmente será desterrado, deshonrado y con contundente derrota en sus hombros, cual pesada lápida que no podrá dejar de cargar el resto de su vida en los que padecerá tu inmensa ausencia.

Y en efecto la soledad ante la tragedia no existe, al final de la caída ansiosamente te he esperado y te doy la bienvenida; pero te prevengo, el ascenso agreste es, más no nos resultará  imposible su recorrido.

Una vez concluido el camino a pie, volarás y de ello sola te ocuparás pues no te podré acompañar.

Tu nobleza otorgará el perdón, sinonimia de una  victoriosa liberación, pero eso dejémoslo para el mañana por hoy lloras, y lloras mientras a tu lado estoy….