Este era un pez beta, alegre vivía en la casa de un joven matrimonio, que tenía un chiquillo de seis años. Después de varios meses de feliz estancia en su pequeña pecera de vidrio, semicilíndrica y con piedritas de colores y una planta de plástico sumergidas en su fondo, un funesto día, apareció flotando en uno de sus costados.
Al ver esto el apurado esposo tocó la semicilíndrica pecera, y notó como el beta, por cierto azulado como el país de los sueños, reaccionó y nadó como es normal para los peces. Agobiado por esa pena, le comunicó a su esposa por mensaje de celular, lo siguiente:
"el beta está muriendo :( "
Posterior a esto, decidió ponerlo en un recipiente de plástico blanco, de esos que contienen yogur light (por supuesto, por aquello del deformante y molesto tejido adiposo que a medida que se acercan los 40´s se vuelve tan común y tan difícil de eliminar del cuerpo) también incorporó la sustancia denominada "azul" que para los conocedores de los acuarios caseros, resulta ser un producto común y de primera necesidad, si el deseo es mantener limpia a la mascota acuática.
Era algo así como una salita de cuidados intensivos, para aquella desdichada y moribuna criatura. Los consejos iban y venían, como fantásticas aventuras en la mente de los infantes, así con esa vertiginosa continuidad.
Los días pasaron, incluso semanas, el joven matrimonio con el chiquillo de seis años incluido, pendientes estaban de la evolución del único paciente de esa salita de recuperación. Mortificados veían como el pez no mejoraba, pero si se le daban pequeños golpes a aquel improvisado recipiente, el orgulloso beta se erguía y nadaba como si nada malo le ocurriera.
Todos los días la pregunta era la misma: ¿ha muerto el beta?, ¿papi el pecito murió? y esos mismos días la respuesta era la misma: no, ¡aún vive!
Hasta que un día, un día, el día, el pez amaneció...NO MUERTO NO, nadando como es normal para aquella especie, un poco débil se advertía, pero nadando, ante esto, el joven matrimonio con el chiquillo de seis años incluido decidieron retornarlo a su domicilio semiesférico de vidrio, con sus mismas piedritas de colores y su plantita de plástico sumergidas en el fondo.
El beta, nada ahora lento, pero con una mirada que muestra determinación de acompañar por más tiempo a aquella familia, que por cierto lo ha bautizado como...
¡ LÁZARO !
3 comentarios:
que lastima esto no tiene nada que ver con lo que tú acostumbras escribir,donde esta tu musa inspiradora
TANTAS VECES HE ENTRADO A LEERTE Y SIEMPRE SALGO CON UN GRATO SABOR DE BOCA,PORQUE EN TUS ESCRITOS PONES TODA TU PASION INSPIRACION Y DEMAS,QUE TE PASO? A CASO PERDISTE EL AMOR QUE TE MOTIVABA A ESCRIBIR LINEAS TAN HERMOSAS.ESPERO LA SIGUIENTE VEZ QUE ENTRE ENCONTRAR ALGO QUE ME HAGA FELICITARTE.(RODRIS)
En cada escrito logras crear atmósferas distintas que transportan a ese momento justo, donde llenas de tonalidades y sensaciones diferentes en cada uno de ellos. Tienes ese talento y es grato encontrar desde el inico de tu espacio tu creatividad y sensibilidad.
Un abrazo Federico
Un beso.
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